"Monitoreo y evaluación de la función ejecutiva en la República del Ecuador"
- Triana, Nelly
- 16 mar 2015
- 4 Min. de lectura
Guerrero, Efrén. Velasco, Ernesto. Monitoreo y evaluación de la función ejecutiva en la República del Ecuador. Documento presentado en el XIX Congreso Internacional del CLAD sobre la Reforma del Estado y de la Administración Pública. Quito. Ecuador. 11-14 Nov.2014. [pp. 1-27]

Los objetivos de los autores es analizar los antecedentes, el funcionamiento, y el panorama general de los mecanismos de planeación, seguimiento y evaluación que existen en el Gobierno Nacional del Ecuador. Se busca demostrar que, como resultado del contexto político actual, en el Ecuador se vive un proceso de activación del Estado, que incluye la dotación de mayores grados de institucionalidad a la administración pública, por medio de, entre otras estrategias, el establecimiento de diferentes mecanismos de planeación, monitoreo y evaluación de la acción pública. Revisar los logros obtenidos hasta ahora, así como los principales retos que persisten en esta materia.
Las partes del texto son los siguientes temas: a) el contexto histórico político actual del Ecuador; b) la descripción de los diferentes sistemas existentes; y c) la situación actual de la operación de los diferentes sistemas de planeación, monitoreo y evaluación en operación. Además, se ofrecen d) comentarios sobre la dirección que podrían tomar los esfuerzos futuros de fortalecimiento del monitoreo y la evaluación. Esto lo haremos a partir de un marco analítico que se presenta a continuación.
En el país se ha registrado un importante desarrollo de métodos y herramientas, particularmente en la planeación y el seguimiento a programas y proyectos. Si bien existe la necesidad, cómo en varios países latinoamericanos, de consolidar el régimen de monitoreo y evaluación, a partir de un mayor grado de armonización de los esfuerzos metodológicos y las plataformas tecnológicas desarrolladas hasta ahora, falta aún camino por recorrer en el proceso de institucionalización del seguimiento y, sobre todo, de la evaluación. La construcción de capacidades y sistemas para el monitoreo y la evaluación en el Ecuador presenta avances importantes así como asuntos sobre los que aún es necesario trabajar más. El régimen de monitoreo y evaluación presenta un desarrollo disparejo, tanto en términos de las instituciones como en el de las herramientas. Con respecto al contexto institucional, es evidente un fortalecimiento de la capacidad de coordinación dentro del gobierno, en línea con el ambicioso proyecto político del Presidente Correa.
En suma, respecto al contexto institucional, son evidentes importantes avances en la institucionalización de las funciones de planeación (incluida la evaluación del PNBV) y seguimiento operativo (basado en el GPR). En buena medida el acelerado avance en este sentido se debe al fuerte respaldo político con el que se ha contado, en la medida en que el gobierno del presidente Correa ha fomentado la recuperación de las capacidades del Estado para llevar adelante su visión de reforma de la sociedad bajo una fuerte conducción gubernamental. Muestra de esto es la consolidación tanto de la SENPLADES y de la SNAP, así como la adopción de normas para asegurar el adecuado funcionamiento del Sistema Nacional Descentralizado de Planificación Participativa. En este sentido, parece existir plena congruencia entre la ambiciosa agenda política del gobierno y el desarrollo de las bases institucionales para fortalecer la conducción del aparato público. Sin embargo, el este impulso no ha sido de la misma magnitud en el caso de la evaluación de programas y proyectos, que hasta ahora parece desarticulada y esporádica. Finalmente, la participación de variadas instancias en actividades de monitoreo y evaluación, de diferentes tipos y alcances, ha generado diversas áreas grises que generan roces y problemas de coordinación entre ellas. Sin embargo, en el caso de la evaluación aún no se ha logrado consolidar un Programa de Evaluación o un catálogo de tipos de evaluación (como los que tiene Chile y México), en que se establezcan los momentos, criterios y metodologías aceptables para la realización de evaluaciones de programas y proyectos. Si bien existen varios ejercicios de elaboración de líneas de base y el diseño y realización de evaluaciones de impacto de intervenciones específicas en ciertas localidades, estás siguen a la demanda de información por parte de los responsables de los programas o proyectos, y no a una política de evaluación de largo plazo. Como se mencionó anteriormente, la carencia de expertos ha limitado la posibilidad de ampliar el número de ejercicios evaluativos, así como ampliar los tipos de metodologías a utilizarse. Con referencia a los retos planteados por el monitoreo, se han hecho esfuerzos por lograr que la definición de indicadores y metas sea cada vez mejor, aunque se reconoce que esto ha sido un proceso lento, debido a que las personas aún no están acostumbradas a trabajar a partir de la definición y el seguimiento de indicadores, así como por las altas tasas de rotación del personal, lo que impide generar una capacidad institucionalizada. Finalmente, respecto a las distorsiones del comportamiento de los funcionarios a partir de la introducción de mecanismos de monitoreo, si bien no es posible analizar esto con los datos a los que los autores tuvimos acceso, sí recabamos opiniones respecto a que no se hace un uso cotidiano de la información para tomar decisiones, que existen problemas de capacitación para la definición de indicadores pertinentes, que se suelen establecer metas poco ambiciosas o que se genera actividad e información con miras a cumplir con los requisitos de sistema, sin que cambien en el fondo las prácticas.
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